Producto de los temblores, la humedad o el paso del tiempo las paredes y techo de la casa a veces suelen presentar grietas. Una situación que no solo es estéticamente incómoda sino que de no tratarse puede afectar a la estructura de tu vivienda.
Recuerda que antes de cualquier cambio de color en las paredes se deben arreglar las grietas y, cómo lo mencioné anteriormente, estas imperfecciones pueden desencadenar en problemas grandes si no se les pone atención.
Grietas menores
Llamemos así a aquellas fisuras que tienen menos de tres milímetros de ancho. Por su dimensión se pueden reparar de una manera rápida y bastante sencilla. Toma un poco de yeso o masilla sobre la grieta, asegúrate que se cubra a totalidad, deja secar la masilla y luego lija para que la superficie quede lisa.
Tras lo anterior debes buscar una pintura del mismo color al que tiene la pared para que puedas pintar la parte que arreglaste.
Grietas mayores
Si la fisura supera los tres milímetros lo que debes hacer en un primer momento es agrandar la grieta Esto es para que al momento de aplicar el relleno, este penetre profundamente y no suceda posteriormente un desprendimiento.
Recoge todos los restos que queden en el hueco, ayúdate con un cepillo o aspiradora (para el polvo), la idea es que quede limpia la zona. Luego de esto humedece la grieta con el fin de que la masa que se va a aplicar se adhiera mejor.
Con lo anterior listo, prepara la pasta o yeso y con una espátula aplica la masa en la grieta en un sentido longitudinal. Cuando esté bien cubierta la hendidura aplicas una última capa de masilla transversalmente. Finalmente deja que se seque, luego lija y pinta tal cual como vimos en el proceso anterior.
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